Después de esta hecatombe, la
buena noticia es que, tras sesudas sesiones de meditación y reflexión que
ayudaron a mitigar mi pena, averigüe que hay formas de optimizar la
atención que le dedicamos al correo y son tan efectivas como simples.
Recibir muchos correos significa que tenemos muchos asuntos de los
que ocuparnos, y eso no tiene que ver con nuestra efectividad, sino con
nuestras responsabilidades.
Por ende, entonces, lo que impacta en nuestra productividad con el
correo, no es su volumen, sino la manera en que lo gestionamos. No es cuestión
de vivir pegados al correo las ocho o diez horas de despacho, e incluso el
tiempo que le dedicamos desde el móvil. No podemos permitir que el correo se
convierta en un desagüe para nuestra atención.
Para optimizar la atención que le dediquemos al correo-e
hay una manera sencilla que consiste en hacer lo siguiente: cada vez que
abramos un correo ya no lo cerramos; debemos pensar en el significado que
tiene, decidimos lo que hay que hacer, guardamos un recordatorio de las
decisiones que tomemos en algún lugar fuera de nuestra cabeza, y después
eliminamos o archivamos el correo.
Siendo honesta, la reflexión y el análisis ya estaba hecho, se
llama “procesar a cero”, dentro de la metodología GTD, de esta forma dedicamos
atención plena a cada correo una vez, y sólo una vez, gestionándolo de manera
óptima. (https://facilethings.com/blog/es/implement-gtd)
¿Y cada cuanto tiempo hay que “procesar a cero”? En mi
mundo ideal, y después de mi experiencia, dos veces al día, a primera hora
de la mañana y a última, antes de irme. De esta forma tengo la sensación de
control sobre mis asuntos, y además, me garantizo que realmente proceso a cero
cada vez que abro la bandeja de entrada y cierro el correo-e.
No se recomienda “procesar casi a cero”, que se
parece, pero no es lo mismo, y no funciona. Dejar correos pendientes de
procesar, es decir, pendientes de finalizar la actividad, respuesta o otra
acción que provoque en nuestro trabajo diario su llegada a nuestras vidas, hace
que consciente o inconscientemente, parte de nuestra atención se desvié
al correo pendiente, porque sabemos allá por alguna parte de nuestro frágil y
ágil cerebro, que esta allí, esperando que le demos la puntilla, para ,
llevarlo a la papelera o guardarlo con sumo celo en una carpeta y si somos
amantes del riesgo y reto, hasta lo guardamos en una subcarpeta de esta
carpeta, a su vez, incluida en ese árbol mágico que tenemos todos y
todas, que hace que la búsqueda de cualquier correo al pasar dos meses de
crear un nuevo eje troncal, sea un laberinto inextricable e inabordable, de
color amarillo, que no verde… Este paseo por las carpetas de nuestro
correo-e también se lleva mucho tiempo de nuestro quehacer diario, pero bueno
ese tema, será objeto de otro post, que ya me estoy despistando...(http://jeronimosanchez.com/gtd-para-dummies-procesando-el-correo-electronico/).
Y eso fue lo que paso, que incluso cuando estaba haciendo
otras cosas, como ir de tarde de chicas y rebajas, mi cabeza se fue a pasar más
tiempo y fuera de lugar, en lo pendiente en la bandeja de entrada de mi
correo.
Así que, amigos y amigas os
invito a desarrollar nuevos hábitos, adecuados, saludables e higiénicos ,
porque aunque no estén incluidos como objetivos de los Contratos Programas de
nuestra organización, debemos aprender no sólo a cuidar nuestro corazón sino
también tenemos que empezar a mimar nuestro pensamiento para frenar, así, que
se nos nuble el entendimiento.