Antes de meternos en materia
sobre las características que debe cumplir un buen gestor sanitario, veo
importante definir ¿qué es la gestión sanitaria?
Gestionar es dirigir, administrar los recursos, lograr los objetivos y metas propuestos. Ello exige coordinar y motivar, articular adecuadamente tanto a las personas como a los recursos materiales de una organización para que los objetivos planteados se alcancen en un contexto de equidad, eficacia y eficiencia.
Según
la AMA (American Management Association)
el buen directivo es aquel que logra resultados a través de sus colaboradores,
en condiciones de eficiencia, y además se siente satisfecho y realizado
conjuntamente con ellos, es aquel que posee los conocimientos, capacidades,
habilidades y actitudes pertinentes.
La gestión, en el ámbito de salud, se puede dividir en tres
grandes niveles:
Macrogestión
o política sanitaria: Se refiere a la política
sanitaria y al papel del Estado que se expresa en dos ámbitos principales:
- · Intervención en aquellos aspectos en los que el mercado no garantiza el derecho a la salud de los ciudadanos.
- · Creación y aplicación de políticas públicas que protejan y ayuden a mejorar el estado de salud de la población.
Mesogestión o gestión
de centros : Incluye la coordinación entre los diversos centros,
hospitales y otros establecimientos de salud, los cuales deben ofrecer una
cartera de servicios y prestaciones definida que incorpore acciones preventivas,
promocionales, curativas y de rehabilitación, con el fin de concretar las metas
sanitarias establecidas para el país.
Microgestión
o gestión clínica: Se lleva a cabo al interior
de los servicios hospitalarios y centros ambulatorios de atención primaria. Se
ocupa principalmente del quehacer de los profesionales del área clínica.
Para poder realizar una adecuada gestión, se hace imprescindible la introducción de instrumentos de medida,
comparación, resultados y coste de las actividades así como de monitorización
continua de los indicadores diseñados para garantizar el cumplimiento de los
objetivos marcados. El gestor es el encargado de todo ello.
El gestor sanitario está en continua
lucha con todo lo que le rodea por la necesidad de mantener un equilibrio justo
y equitativo entre la presión social, la presión de la industria, los continuos
recortes presupuestarios, la medicina basada en la evidencia y la gestión de
casos; por citar algunas de las más importantes.
El gestor es en primer lugar un gestor de
personas y debe disponer de las habilidades que se requieren para manejar
profesionales. Todo buen gestor debe ser un líder para los demás.
El liderazgo se caracteriza por una serie de habilidades. No es
cuestión de tener un título o un cargo, sino de influir sobre los demás para
conseguir un resultado positivo.
Se define liderazgo como el “conjunto de habilidades directivas que un
individuo tiene para influir en la forma de ser o actuar de las personas y/o en
un grupo de trabajo determinado, haciendo que este equipo trabaje con
entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos”.
El gestor sanitario ha de ser ese espejo en que cualquiera de los
profesionales de la organización se sientan reflejados, con confianza en sus
acciones directivas, motivador y siempre dispuesto a iniciar (o en su defecto
escuchar) acciones de mejora que surjan.
¿Es lo mismo líder que jefe?
Rotundamente NO. Al jefe se le
obedece por obligación, por el mero hecho de ser jefe, y al líder se le sigue
por convencimiento personal, el líder convence, motiva y estimula a la
consecución de objetivos.
Conseguir ser el líder de una
organización no es tarea sencilla, ya que ha de saber demostrar a sus
subordinados que es líder a base de empatía, convencimiento, saber estar, guía
en todo momento, no sin perder de vista su lugar en la organización. Ser líder
no está al alcance de cualquiera, ya que para ello se requieren unas
características diríamos innatas: carisma, organizador, visionario,
comunicador, entusiasta, resolutivo, creativo, organizador, negociador y sobretodo
honesto.
Gestionar o liderar
un equipo es una cuestión más
complicada de lo que a simple vista puede parecer. Tampoco se trata de una
tarea imposible.
¿Cuáles serían las
principales características de un buen gestor sanitario?
- Un buen gestor ha de ser ejemplar para con su equipo. De hecho, los integrantes del mismo han de verle como referente, especialmente, en la forma de actuar y de interrelacionarse con los demás.
- Un buen gestor NO habla de “yo”, sino de “nosotros” y a su vez, practica la escucha activa, es calmado y tolerante e incluso, demuestra simpatía, buen humor, sonríe…
- Fomenta la confianza. Sin confianza no existe éxito de proyecto. Se asegura que todos compartan el mismo objetivo. Reconoce el buen trabajo y hace que todos se sientan parte importante del proyecto.
- Cuando las cosas no han salido del todo bien, No busca culpables, ni acusa ni recrimina sino que incentiva hacia la reflexión conjunta y poder establecer los mecanismos a su alcance para hacer ver al equipo aquello que es susceptible de mejora.
- Ha de actuar con transparencia, con cercanía comunicativa para favorecer la integración y la actuación de cada uno de los integrantes del equipo. También ha de tratar de crear, en la medida de lo posible, cohesión y sentido de pertenencia e identidad del grupo que, sin duda alguna, revertirá en los mejores resultados y en la consecución de los objetivos. Lealtad de todos los componentes del equipo para con todos.
Estas y otras muchas habilidades configuran el perfil de un buen gestor y buen líder.
El resto es cuestión de práctica. ¿te
atreves?