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En recursos humanos ocupamos el último puesto. Ocurre por ejemplo en el capítulo de personal. Según la estadística ministerial la comunidad ocupa el puesto 17 de otras tantas en efectivos de Medicina y Enfermería de Atención Especializada. En el primero de los casos, apenas 1,53 profesionales por cada mil habitantes, por debajo de los 1,81 de media nacional y muy lejos de los 2,39 de Navarra. En el segundo, 2,67 sin alcanzar el listón nacional de 3,14 y casi al 50% de los 4,42 enfermeros de que disponen los centros del País Vasco.
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También cae al último escalón regional Andalucía en el número de camas hospitalarias en funcionamiento por cada mil habitantes (2,17 frente a las 2,97 de promedio y las 3,81 del listón máximo catalán) y en dotación de equipos de Resonancia Magnética Nuclear (RMN) por cada cien mil habitantes (ni siquiera uno: tan sólo 0,87 por el 1,24 de media de todo el país).
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En el resto de parámetros tampoco escapamos mejor. Sanidad atribuye a Andalucía 8,48 quirófanos operativos para cada cien mil habitantes, mientras que en el conjunto de España disponen de 9,37. En Navarra superan los 11 y en Madrid y País Vasco los diez.
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En Atención Primaria: puesto decimocuarto en proporción de médicos por cada mil pacientes asignados (0,72, por 0,76 de promedio) y el mismo escalón en cuanto a Enfermería (0,61, empeorando en cuatro décimas la media).
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La mejor marca es un séptimo lugar en la clasificación de puestos hospitalarios por cada mil habitantes (0,34, frente al 0,41 del conjunto del país).
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Mucho peor es el resultado en cuanto a equipos TAC, con el decimotercer lugar en dotaciones que marca el 1,54 por cada cien mil habitantes (1,61 nacional).
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En unidades de hemodiálisis, furgón de cola de nuevo según el Ministerio de Sanidad: decimoquintos al disponer sólo de 7,16 para cada cien mil habitantes frente a los 10 de media nacional.
Si entráis en la aplicación web que es bastante intuitiva, podréis comprobar los datos y comparar por CCAA, sexo y año; haced la prueba, estamos por debajo en la mayoría de los indicadores.Estos no son datos opinables, son datos objetivos e incontestables, por tanto, quizás sea hora de rebautizar nuestra sanidad con un apelativo más humilde, dado que es la CCAA que menos invierte en sanidad per capita, cuyo presupuesto asignado a sanidad este año está a nivel del año 2011, es la tercera CCAA con mayor número de camas privadas y con más hospitales privados y que probablemente haya estado 76millones de años viviendo de las rentas.
Un espacio para Usuarios, Profesionales Sanitarios y Gestores de instituciones sanitarias creado por alumnos de la Escuela Andaluza de Salud Pública
miércoles, 7 de junio de 2017
La “JOYA DE LA CORONA” FURGÓN DE COLA
martes, 6 de junio de 2017
La cosa más bonita
Desde que me alcanza la memoria he querido ser médico, no me conozco queriendo ser otra cosa. Salvar vidas, curar enfermos, investigar la vacuna del SIDA que devastaba a la juventud en los años 80 y contribuir a la mejora de la sociedad forjó en mí una vocación inquebrantable hasta hoy. Y sin embargo, la cosa más bonita vino cuando no pude hacer nada de lo anterior.
Hace unas semanas, en una fiesta, en Córdoba, se me acercó una chica y me preguntó para cerciorarse si yo era el médico que trabajaba en las Urgencias de Osuna, y de inmediato me expresó su más sincera gratitud y la de su madre que decía acordarse de mí a diario por lo que hice con su marido y antes con su hermano. Ambos, en el transcurso de pocos meses, habían sido atendidos por mi y ambos murieron.
La cultura extendida y aceptada que la medicina, aún en tiempos de grandes avances tecnológicos, lo puede curar todo es una falacia. La muerte, la enfermedad son parte de la vida y la medicina tiene poderes limitados, y el comprenderlo tranquiliza y nos permite redirigir nuestra atención a otra labor tan importante o más, la de cuidar, acompañar y consolar.
Para esto están los cuidados paliativos, para facilitar confort para vivir en condiciones aceptables en cualquier momento de la existencia. Nuestra labor, como médicos asistenciales, es aplicarnos a estos cuidados con la misma vocación que nos inspiró a hacernos médicos.
En general, el sistema sanitario y sus centros están destinados a curar enfermedades y cuando ésto no se consigue llega la confusión, el miedo, la ira y la depresión. Como profesionales sanitarios debemos cambiar este paradigma y asumir que hay cosas más poderosas que nosotros y que la enfermedad y la muerte son tan seguras como el sol de mañana.
Hace tiempo comprendí que la muerte es parte de la vida, la más trascendental junto con el nacimiento y puesto que del segundo no tenemos conciencia ni recuerdos, morirnos es, posiblemente, lo más importante que nos pasa y nosotros, como profesionales sanitarios, estamos ahí para asistir y acompañar. Afrontarlo con la actitud adecuada es imprescindible y para ello debemos despojarnos de todos “las capas de sufrimiento” evitables:
Debemos ser conscientes que la muerte está ahí, estemos nosotros o no.
Tenemos que tener la certeza que no hay ninguna medida que revierta esa situación sin que suponga “encarnizamiento terapéutico” y así transmitirlo.
Sabemos que podemos minimizar los síntomas ominosos que acompañan a la muerte (dolor,disnea, agitación…) garantizandole el confort que precise.
Conocer y empatizar con los valores y creencias del paciente y familiares y amoldarnos a ellos.
Concienciar a familiares que deben ser un apoyo y no una preocupación. Lo más importante para una persona próxima a su fin es sentirse aliviados, no ser una carga.
Necio sería si no considerase la muerte como algo doloroso pero si la afrontamos siguiendo un método como el expuesto, comprobaremos que disminuimos el sufrimiento inherente al tránsito del paciente, suavizamos el duelo de familiares y se transforma en una experiencia que merece la pena, un agradecimiento que puede ser la cosa más bonita.
domingo, 4 de junio de 2017
POR LO MENOS COMO ESTOY
- -Disminuir los factores de riesgo para evitar la incidencia de la enfermedad crónica.
- -Disminuir la discapacidad y la dependencia, hacer lo posible para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
- -Incitar la participación activa de la ciudadanía
- -Basarnos en las diferentes estrategias que nos aporta el SSPA
- -Evaluar la efectividad y eficiencia de las intervenciones de salud.
- -Garantizar la formación adecuada tanto de profesionales como de las personas cuidadoras.