sábado, 4 de febrero de 2017

¿SOMOS CONSCIENTES DE LO QUE SE NOS VIENE ENCIMA?

                                                                                                                                                      

                                                                                                                                                      

 En pocos años , mucho más cerca de lo que nos imaginamos va a cambiar el concepto de la medicina , la forma de tratar a nuestros pacientes.

El otro día estuve en una conferencia donde se habló del Big Data, los que estábamos allí salimos desconcertados , maravillados, con la mente totalmente abierta y a la vez vacía de tantas cosas como se nos venían al pensamiento. No sabemos lo que se nos avecina y si nos lo imaginamos creo que no queremos pensar en ello, “cruje la cabeza, y pienso que debemos estar preparados y avanzando en esta dirección .

En mucho menos de lo que pensamos, cambiará las enfermedades, su forma de diagnóstico y tratamiento.
Todo ello es producido por la alta cantidad de conocimiento que vamos acumulando, se va realizando de una forma exponencial, con todo lo que esto implica, estamos en un  periodo de aceleración. Generamos más conocimiento que el que podemos entender.
Cuando mezclamos el compartir conocimiento junto con la subida exponencial hace que los avances sean mucho más rápido y aparece la inteligencia colectiva o conocimiento compartido.

En el desarrollo de nuestra práctica clínica usaremos los algoritmos que usan big data, con lo que serán muy fiables y con poca capacidad de error. Tendrán tanta información y tanta interrelación que el médico, la mente humana no podrá llegar.
El hospital más importante del mundo va a estar en internet.
El proveedor de la salud será algo que esté detrás de una pantalla, y va a estar regido por datos , algoritmos e inteligencia artificial.
Llegaremos a usar el genoma en la consulta, combinaremos riesgos genéticos con monitorización de parámetros de enfermedades crónicas, esto va a provocar un cambio en la forma de tratar a lo pacientes, combinando fenotipo con genotipo. Aprovecharemos la tecnología para evitar las enfermedades hereditarias, las enfermedades raras, buscaremos solucionar todo esto en el campo del conocimiento acumulado.

Los médicos  a la vuelta de muy poquitos años no vamos a poder estar actualizado , ya hoy nos cuesta.
Pasaremos de trabajar de forma poblacional a realizar una medicina individualizada.

Tenemos que tener muy presente el mundo que se nos acerca , un mundo nuevo, al que debemos ir preparándonos porque ya es una realidad. No debemos tener miedo. El hecho de no querer verlo no significa que se pare , va a un crecimiento exponencial por lo que es imparable, llegará nos guste o no y tenemos que estar preparado.

                                                                                                                       MLV

ISLANDIA. UN ÉXITO DE LA PREVENCIÓN

     Durante mi época de estudiante, parte de mi tiempo de ocio, lo dediqué con mis amigos a pasar gélidas noches, al raso, varios calcetines en los pies, y un par de guantes en la mano derecha, bebiendo alcohol y fumando cigarrillos. Salías rondando la medianoche y llegabas a casa al amanecer, en mejor o peor estado… Era “lo normal”. Aún a día de hoy, en reuniones con amigos, nos jactamos con anécdotas de aquellos momentos. Seguimos pensando que es “lo normal”. Nunca nos hemos cuestionado las consecuencias.




    Unos años más tarde, en 2010, la selección sub21 islandesa de fútbol, se clasifica por primera vez para la Eurocopa sub-21. Y tan solo 6 años después, en 2016, esos mismos jugadores se clasifican primeros de su grupo en la Eurocopa, y posteriormente eliminan a Inglaterra.


   Parte del éxito es el ambiente entre los jugadores, que en muchos casos se conocen desde niños.   El fútbol empezó a crecer cuando se montó un sistema de campos de césped artificial bajo techo al lado de las escuelas. Los niños pudieron así adoptar el fútbol como una actividad extraescolar más y así creció el nivel.   ¿Pero el objetivo realmente era ir a la Eurocopa?.- No.

      Entre 1992 y 1997, el gobierno islandés realizo encuestas a nivel nacional a jóvenes de 14 a 16 años, sobre hábitos de consumo de tóxicos. Identificaron las escuelas más problemáticas, y las causas que podían impulsar a los jóvenes a dicho consumo.

    Identificaron varios factores protectores:
-       La participación en actividades organizadas, sobre todo deportes, 3 o 4 veces a la semana,
-       El tiempo total pasado con los padres,
-       Sentirse protegidos en el colegio, y
-       No estar en la calle por las noches.



   Finalmente en 1999, lanzaron las medidas contempladas en el programa “Youth in Iceland”: Aumentaron los fondos públicos para fomentar el deporte, incluso con ayudas a familias con escasos recursos, legislaron para aumentar la implicación de los padres en la relación con los hijos y su educación, y con los colegios, ampliaron los horarios de apertura de los centros deportivos y colegios, impulsaron las actividades extraescolares, promovieron la música, limitaron la publicidad de alcohol y tabaco, prohibieron su venta a menores de 18 años, e impulsaron un “toque de queda” para que los menores de 16 años, no estuvieran en la calle por las noches; ningún adolescente podía quejarse entonces de que “los demás si lo hacían”.




    Entre 1998 y 2016 los porcentajes de adolescentes de 15 y 16 años, que habían estado borrachos el mes anterior, bajaron del 42% al 5%; los que habían fumado cannabis, del 17 al 7%, y los que habían fumado tabaco del 23 al 3%.

   
    Trataron sobre todo, de darle a los jóvenes, mejores cosas que hacer, y que los cambios bioquímicos cerebrales, mediados por las drogas, el “subidón” viniera de otras experiencias. Hacerlos adictos al deporte, a la música, al teatro…





     Como decía al principio, la situación en España no era muy diferente a la de Islandia a finales de los 90. Los datos obtenidos por la Estrategia Nacional sobre Drogas 2009-2016 a través de la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas (EDADES) y la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas y Enseñanzas Secundarias (ESTUDES), también muestran un descenso del consumo de alcohol y tabaco entre adolescentes; aunque es considerablemente menor  que en Islandia. Y me hace cuestionarme, ¿qué impide desarrollar estas medidas en España?Tras un rato de reflexión, he conseguido advertir las siguientes, que seguro, no serán las únicas. Los fondos de Islandia no son comparables a los de nuestro país. Tenemos mucha más población y más heterogénea. 


    Existe cierto desencanto y desconfianza hacia los distintos gobiernos en la actualidad y el hecho de ejercer “control” sobre la población sería un motivo más para acrecentar este desencanto general. También el clima y las horas de luz diarias generan unos hábitos de vida muy diferentes a los de Islandia. Sería tarea imposible establecer un “toque de queda” a nuestros jóvenes.





   Pero por un momento soñé que podrían ser extrapolables a nuestro entorno...

LA AUSENCIA DE COMUNICACIÓN EN LA GESTIÓN SANITARIA

 En la actualidad, el sistema sanitario está siendo atacado de manera cruel e interesada. Las decisiones tomadas en base a supuestos modelos de eficiencia son destruidas a veces sin coherencia por aquellos mismos que las defendían con vehemencia. En este sentido, cabe reflexionar sobre algo que parece ser una opinión unánime entre profesionales y ciudadanía: una de las principales causas de esta situación ha sido la falta de un plan de comunicación donde se explique el porqué de las medidas tomadas por parte de aquellos que estamos al frente de la gestión sanitaria.

Desde todos los sectores se hacen las siguientes preguntas ¿cómo puede ser que no se expliquen los porqués y los para qué?, ¿que no se defienda el proyecto por parte de los lideres? ¿en base a que se toman las decisiones?

La sociedad en estos momentos ya no es lo que era hace 30 años, necesita (y quiere) tener el conocimiento. Poder entender, tener la certeza de que las personas que lideran las organizaciones sanitarias son honestas, trasparentes y saben lo que hacen.

Por tanto es oportuno compartir la lectura de dos entradas de blog. Una de ellas tiene que ver con los proyectos y es la que compartía Sergio Minué a través de su Blog “El Gerente de Mediado” el pasado 26 de enero “El coste de la ocurrencia” y que empezaba con una cita de Katherine McDonald “Los decisores políticos y gestores deberían ser cautos antes de invertir recursos significativos para implantar intervenciones sin evidencia demostrada de su valor, aunque parezca que “tienen sentido”. Este post, de obligada lectura, finalizaba concluyendo que parece imprescindible establecer una moratoria en ocurrencias organizativas de los diferentes servicios de salud. Sin análisis previos de su viabilidad, oportunidad y efectividad, sin negociación con sus profesionales y sin evaluaciones rigurosas de sus resultados.

La segunda entrada tiene que ver con la comunicación por parte de aquellas que tomamos decisiones :“El silencio del directivo” : un post desde  el blog “Salud con cosas” donde Miguel Ángel Máñez, afirmaba  que los directivos y muchos jefes se mantienen en silencio, sin opinar o, lo que es peor, sin opinión. Y en el que Fran Sánchez Laguna nos animaba a utilizar las redes sociales para compartir, colaborar, ser cercano, trasparente y tener una actitud abierta.

Y es que, entre las competencias de los directivos para conseguir el buen gobierno de las organizaciones sanitarias deben estar, sin ninguna duda, la capacidad de comunicar con valentía, de compartir ideas y proyectos y además,  con la humildad de aceptar las opiniones, que procedan de cualquier persona. ¿Estamos preparados para ello?.


Un saludo.

jueves, 2 de febrero de 2017

¿SERÁ LA CRONICIDAD NUESTRA FIEL COMPAÑERA DE CAMA EN EL SIGLO XXI?

         Las enfermedades crónicas tienen un peso cada vez mayor en España, debido en parte al aumento de la esperanza de vida y la adopción de estilos de vida propios de países desarrollados.

        En mi opinión la cronicidad no debería ser tratada como una enfermedad en sí, sino como una característica que las personas adquieren de forma inevitable con el paso de los años. Esta cronicidad debería estar asumida por todos y debería estar incluida dentro del proceso normal de envejecimiento. Por ello, pienso que la mejor forma de cuidar la cronicidad es evitando en todo lo posible que los pacientes acudan a los servicios de urgencias y tengan ingresos prolongados en hospitales para corregir un desajuste de ella, creo que esas “personas Crónicas” deben estar en su ambiente, en su casa y debemos como gestores sanitarios buscar la mejor solución para que esto sea así y no sea la cronicidad la que de forma urgente nos gestione a nosotros.

       La cronicidad afecta en España a más de 19 millones de personas en 2016 según datos del Informe Cronos. Además, repercuten en un aumento del gasto de los servicios sanitarios y las familias: vivimos más años y convivimos con una enfermedad que requiere cuidados y tratamientos farmacológicos.

  Según (http://www.escronicos.com/es/barometro/barometro-2016) el III Barómetro Escrónicos 2016, 9 de cada 10 pacientes crónicos afirman que el Sistema Nacional de Salud necesita cambios; y 5 de cada 10 consideran que estos cambios deben ser “importantes”:

  Reducción de los tiempos de espera para citas.
  Mejor acceso especialistas.
  Comunicación con el personal sanitario.
  Igualdad en el acceso a la asistencia en las Comunidades Autónomas (CCAA).

         Las diferencias en las políticas sanitarias de las CCAA constituyen la principal barrera en el acceso al mejor tratamiento posible. No todas las CCAA  subvencionan la misma asistencia y recursos ni trabajan de la misma forma con los mismos protocolos y procedimiento existiendo gran variabilidad entre ellas.

        La opinión de los pacientes deja claro que la cronicidad precisa cambios y los necesita ya. Oigamos la voz de los pacientes e innovemos.

       ¿Y cómo podemos conseguirlo?

     Una de las alternativas con más peso es mediante ingresos programados en una unidad de corta estancia. Ya se está haciendo en Hospitales de Alta Resolución (en los que además se incluyen ingresos de pacientes con necesidades de cuidados paliativos) y los primeros resultados obtenidos animan al positivismo. Se trata de crear un algoritmo de decisiones y un circuito especifico para los pacientes que cumplen criterios y están catalogados como paciente crónico y/o pluripatológico.

fig.1

        Estos pacientes pueden ser ingresados desde los diferentes puntos especificados en la fig. 1 y cada vez que son dados de alta se llevan en mano la próxima cita para ingreso programado, la cual será verificada mediante llamada telefónica en una consulta de “Telecuidados al alta”. (Pero este es otro tema del que trataremos en posteriores entradas al blog).

       Al tener a los pacientes controlados, estables, bien cuidados y proporcionarle un nuevo ingreso antes de dar el alta, conseguimos cubrir las principales demandas y necesidades producidas por su cronicidad ya que:
  • Incrementamos su percepción de  seguridad.
  • Garantizamos una accesibilidad adecuada.
  • Reducimos los tiempos de espera de las consultas externas de especialidades (CCEE) ya que estos pacientes van a ver reducida la necesidad de citas en las CCEE.
  • Disminuimos las estancias e ingresos prolongados y reducimos las asistencias de este tipo de pacientes en urgencias (Menor reagudización de su cronicidad).
  • Los pacientes están controlados y bien cuidados en su domicilio gracias  a una fluida comunicación interniveles (atención primaria y especializada) e interdisciplinares(médico, enfermera, trabajadora social…) que garantiza la continuidad de los cuidados en domicilio mediante:
o   Informes de cuidados de enfermería.
o   Informes médicos de alta.
o  Reuniones interniveles e interdisciplinares para limar los circuitos y buscar áreas de mejora continua.
o Contacto telefónico para casos urgentes entre atención primaria y especializada.

        Esto debería ser  llevarlo a cabo a nivel estatal para que TODAS las CCAA hagan las cosas con las mismas garantías de calidad sin que exista variabilidad entre ellas.

      Sin duda, la cronicidad va a ser nuestra fiel e inseparable compañera de cama a lo largo del siglo XXI. Ahora bien, que ocupe mayor o menor parte de la cama va a depender de cómo la gestionemos, de cómo los servicios de salud españoles quieran afrontar que ha llegado para quedarse y de que seamos conscientes que aún hay mucho por hacer.

Gestionemos la cronicidad antes que ella nos gestione a nosotros