Hace tan solo unas semanas leía en un
titular de El Mundo: “Una de cada cuatro mujeres renuncia aser madre por ejercer su profesión”.
Exactamente lo que me ocurrió hace unos años cuando tuve que decidir entre,
apostar por mi profesión y aprovechar los 10 años de experiencia que tenía para
dar el salto y progresar, o bien aumentar la familia y renunciar a lo anterior.
Mi decisión fue la segunda opción. No fue fácil.
Europa tiene una tasa de fertilidad muy baja. Es de 1,4 hijos por pareja.
Ésta caída de la natalidad supone que cada generación es un tercio más pequeña
que la generación de sus padres. Por otro lado, la esperanza de vida se
incrementa en 2 ó 3 años cada década por los avances higiénicos, médicos,
tecnológicos, alimentación, etc. Es decir, tenemos un envejecimiento
poblacional; se viven más años y hay menos jóvenes.
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En España, los datos de la OCDE sobre tasa de natalidad y esperanza de
vida, indican que la población española vive más años y nacen menos niños.
Tendemos hacia una población envejecida y pocos jóvenes como población activa
que sostenga el sistema de pensiones tal y como está establecido en este
momento.
Desde hace años se están tomando medidas de ayuda a la conciliación
familiar y laboral. Sin embargo, aún queda un gran camino por recorrer hasta
que podamos afirmar que son suficientes para lograr la sostenibilidad del
sistema sociosanitario actual. Por el momento encontramos un modelo familiar
patriarcal donde la carga familiar sigue recayendo principalmente en la mujer.
Fuera de éste entorno, sus opciones laborales son inferiores a las de un
hombre, tanto en cantidad como en calidad de los empleos.
Lo que está ocurriendo en Europa tiene algunas similitudes respecto a
España. Alemania también sufre un descenso en la tasa de natalidad y, como
medida a los cambios demográficos, están apostando por reducir la edad de
jubilación para dejar paso a los jóvenes. Sin embargo, en países ejemplares
como Suecia, Dinamarca, Suiza y Gran Bretaña, encontramos mayor índice de
ocupación entre las personas de más edad. Curiosamente, unido a un menor desempleo
en jóvenes. Esto puede ser explicable por el número de habitantes
considerablemente más reducido de estos países comparado con el nuestro y, como
resalta Reiner Klingholz,
a que la población mayor ocupa puestos más creativos, productivos e innovadores.
¿Y a nivel local? ¿Qué encuentro en mi entorno respecto a todos estos
temas? Vida laboral, oportunidades, natalidad, etc. En la institución para la
que trabajo disponemos de una serie de medidas importantes para reducir las
jornadas laborales para compatibilizar empleo y familia. En cambio, la
plantilla de empleados está formada por un 70 % de mujeres frente al 30 % de
hombres y los cargos de responsabilidad y gerencia los ocupan principalmente
varones.
En el SAS sucede algo similar. El Análisis de representación por sexo delpersonal al servicio de la Junta de Andalucía de 2015 así lo corrobora.
Con todo este marco, coincido con la opinión de Punset y Klingholz en que
la educación es básica y crucial. Ellos lo apuntan como la solución para que
personas de más avanzada edad puedan continuar activos durante mas años y
seguir tributando por el bien de las pensiones. Yo subrayo la educación como
solución para que la sociedad en general progrese y sitúe a la mujer en la
posición de igualdad que se merece. Ni más, ni menos. No es una propuesta feminista.
Es igualdad de oportunidades y que gane el mejor postor ante los mismos puestos
de trabajo. Sólo así las madres podremos sentirnos realizadas como madres y como
profesionales sin tener que renunciar a una de ellas.
Comparto tu reflexión, esta asignatura pendiente que tiene la sociedad, debe ser abordada de una forma global por los legisladores, si miramos los consejos de dirección de la mayoría de las empresas publicas o privadas, colegios, sindicatos...mayoritariamente están formadas por hombres.
ResponderEliminarLa sociedad no puede permitirse por mas tiempo no incorporar a la gestión , la visión de las mujeres. El permitir en igualdad de oportunidades y méritos, el acceso a cualquier individuo independientemente de su sexo o etnia, es un valor añadido que contribuiría a generar una comunidad mas solidaria y justa.
Enhorabuena por el post
Creo que es importante hacer la reflexión siguiente: sólo a la mujer se le plantea este tipo de disyuntiva, el hombre como tal ha sido educado para tener ambas cosas al mismo tiempo, familia y carrera profesional, dado que él no va a ser el cuidador principal de los hijos. En cuanto al tiempo disponible,en ese terreno las mujeres tenemos el handicap de nuestra doble función madres y trabajadoras.
ResponderEliminarFalta mucho camino por recorrer para conseguir una igualdad objetiva, la educación debe comenzar en el hogar, nosotras tenemos la responsabilidad de no perpetuar los roles de géneros existentes.