Esta debe ser una máxima no escrita
en el campo de la investigación clínica, como lo es en tantos y
tantos otros campos y ocupaciones de allí donde se mueven
importantes sumas de dinero y donde se puede alcanzar, siguiendo un
determinado “código de conducta”, un importante prestigio.
Léase, - pocos me lo negarán – el universo de la política en
España.
La
ética y la decencia viven sus horas más bajas me atrevo a decir. Y
si a alguien se lo olvida viene la realidad a recordárselo con su
“zas, en toda la cara”. Y eso es justo lo que le ha pasado
al joven investigador Antonio Herrera Merchán., tras denunciar
justificadamente a su otrora directora de tesis,Susana González López, ex investigadora en el Centro Nacional de Investigaciones
Cardiovasculares (CNIC) por incorporar en diversos artículos
científicos en prestigiosas revistas de investigación imágenes que
estaban duplicadas y presentadas como si fueran de experimentos
distintos.
Este
paso valiente y decidido, dado con la completa convicción que hizo a
Herrera Merchán no esconderse tras un pseudónimo para llevarlo a
cabo (cual es costumbre en el ramo) le ha valido la imposibilidad de
encontrar trabajo e incrementar las filas del paro como tantos y
tantos otros compañeros de profesión. Ignominiosa la respuesta de
un profesor de la Universidad de Córdoba al platearle solicitar
juntos una ayuda para la contratación de jóvenes doctorados.
“Sinceramente, no estoy interesado, ya que todo el tema de tus
artículos y el problema con Susana no lo tengo claro. Tampoco tengo
interés en saber qué ha pasado. Un saludo”.
¿
su decisión primar una
escrupulosísima observancia en el uso de los paupérrimos recursos
económicos destinados a la investigación? ¿se planteó, por
último, hacer piña y elevar una voz común para hacer de la
investigación española un espacio a la honorabilidad y a la “marca
España” con mayúsculas? Pues no, no hubo espacio para estas
reflexiones, lo que cabe es recordar a quien denuncia que se ha
saltado el ese otro código “know
the code”: Lo que
pasa en el mundo de la investigación se queda en el mundo de la
investigación. Que pague
caro su error de tirar de la manta, quien no lo cumpla. Y de paso
mandamos un “aviso a navegantes” para las jóvenes promesas
aspirantes a algo que no sea una beca hasta los 50 en este país de
pandereta.
¿Y
qué es lo que debería de ocurrir si realmente imperase la ética
como valor y no el arropar y el taparse unos a otros las vergüenzas?
Pues que los centros que han negado injustificadamente la entrada al
investigador Herrera Merchán recibieran de lo mismo que dan: formar
parte de la lista negra de los centros de investigación como
receptores de ayudas públicas por asumir tan alegremente la
complicidad y el amparo a la estafa en la investigación.
“Yo
tengo las manos limpias”, aclara el investigador condenado por
irse de la lengua. "Solo hice lo que, creo, debía hacer".
Querido Antonio, he ahí el problema: hacer lo que hay que hacer, en
este país, está absolutamente denostado.
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ResponderEliminarhttps://retractionwatch.com/2018/01/03/lead-author-changes-co-authors-name-paper-without-permission/
ResponderEliminarLead author changes co-author’s name on a paper without his permission. Why?
Here’s a rather odd case: A postdoctoral researcher says his former boss changed his name on a paper without his permission. According to the postdoc, Antonio Herrera-Merchan, his principal investigator at University of Granada insisted on the name change to distance them both from a scandal in Herrera-Merchan’s previous lab.