Los profesionales
sanitarios somos seres humanos al servicio de otros seres humanos. Y tanto
nuestra capacidad de trabajo como la propia estructura funcional de la
institución hospitalaria contribuye en gran medida a relegar a un segundo plano
lo que para nuestros pequeños usuarios es esencial: ser (sencillamente)
niños.
Para favorecer la
humanización de los cuidados pediátricos Andalucía reguló en 2005 el ejercicio
del derecho de las personas menores de edad a recibir atención sanitaria en
condiciones adaptadas a las necesidades propias de su edad (Decreto 246/2005 de 8 de noviembre
de la Junta de Andalucía).
En esta normativa
básica andaluza se recogen iniciativas muy concretas para desarrollar durante
un período transitorio que se estableció en 3 años (y que finalizó en 2008).
Esta norma aun no está desarrollada por completo en los centros hospitalarios
de Andalucía.
Humanizar la
asistencia sanitaria pediátrica no es más que potenciar y proteger todo aquello
que hace que los niños continúen siendo niños a pesar de estar fuera de su
entorno y de sus vidas por un proceso de enfermedad. Así, desde el conocimiento
y con la actitud de los profesionales conseguiremos avanzar, evolucionar y
revolucionar.
La inteligencia, la
tecnificación, todo aquello que es racional será siempre fundamental para curar
y cuidar. Avanzar en la humanización de
los cuidados pediátricos permitirá nuevas formas de
relación con los verdaderos protagonistas del Sistema de Salud Público de Andalucía,
pondrá en valor lo que para ellos es importante, lo que para nosotros quizás
pasó desapercibido, no añadirá más dolor al que ya existe entre las paredes de
nuestros hospitales.
La estrategia de
cuidados de Andalucía debe velar para que la estancia y el recuerdo que quede
de ella en cada niño, niña y familiar no sume más dolor al que ya existe, que
su sufrimiento sea soportable, que la tristeza se alterne alguna vez con
sonrisas que surjan espontáneamente del corazón de los niños (ellos son
naturalmente alegres), que las familias sigan siendo refugio y consuelo... que
entre todos protejamos lo esencial: la vida... no tan
sólo la vida orgánica y funcional... (será también nuestra responsabilidad
acompañarles a morir digna y serenamente) sino todo aquello que protege su
inocencia y su pureza, que les deja entender el mundo a su manera y que les
protege de sus miedos.
Ésta es la propuesta y
nuestro empeño: Juntos acabaremos con los monstruos que
habitan bajo las camas del hospital. Sólo así los niños podrán
vivir su hospitalización más adaptados al entorno, más seguros y optimistas, siendo
sencillamente aquello que han de ser: niños en espacios para niños.
La experiencia nos
demuestra que una pequeña inversión en el esfuerzo por cambiar procedimientos y
actitudes, estilos y viejas normas (y formas) obsoletas aporta grandes
beneficios para los pacientes de edad pediátrica y sus familias.
Son muchos los
profesionales y centros que a lo largo de estos años han implementado en sus
servicios de atención pediátrica procedimientos valientes y novedosos para
humanizar la asistencia sanitaria infantil: desde la apertura de las unidades
de cuidados intensivos a la realización de protocolos de acompañamiento a los
pacientes de alta adversidad... y son también muchos los profesionales que hoy
en día trabajan (y sueñan) a lo largo de toda Andalucía por hacer realidad
iniciativas de un alto valor de excelencia basados en la humanización, dignificación
y protección de la atención sanitaria a la infancia
hospitalizada.
“Me pregunto si las estrellas se
iluminan con el fin de que algún
día
cada uno pueda encontrar la suya”
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